Sentir el corazón roto es una de las peores experiencias que podemos enfrentar en la vida. Por desgracia, es algo de lo que no podemos librarnos. Lo malo es que no hay un manual que nos diga cómo hacerlo, cómo sacarnos del corazón a alguien de un día para otro. Creo que lo único que nos queda es vivir un día a la vez. El problema es que tampoco sabemos cómo hacerlo. Créeme, hasta el día de hoy yo sigo aprendiendo.
Todo se derrumbó
Luego de de siete años creí que la relación marchaba increíble. Por el tiempo compartido, nadie iba a imaginar que la relación se acabarían en un abrir y cerrar de ojos. El momento en el que todo terminó fue como si el tiempo se congelara a mi alrededor. Parecía que mi corazón había dejado de latir. Solo quería llorar, llorar y llorar. No cabía en mi mente ninguna otra idea. Si me quedaba dormida era solo por el cansancio de tanto llorar.
Días difíciles
El día de la ruptura todo se congeló en mi vida. Era como si el tiempo hubiera dejado de correr para la eternidad. Mi corazón se rompió, no de manera literal, pero sentía un terrible dolor que nada aliviaba. Sentí tanta desidia, que no pensaba en mi familia, ni en mis amigos o ni en mi vida. Me había olvidado de vivir un día a la vez. Solo quería que él regresara para darle “sentido a mi vida”. En mi interior, deseaba que todo fuera una pesadilla de la que quería despertar lo antes posible. Lo único que deseaba era que pasaran los días lo más rápido posible para que él volviera. ¡Obviamente eso no iba a suceder!
Me olvidé de mí
En todo este caos, olvidé poner atención a lo más importante: yo. Estaba tan preocupada porque él volviera, que estaba viviendo en una dimensión alterna, por así decirlo. Había dejado de lado todas mis actividades y lo único que hacía era mantener la esperanza de que alguien que se había ido regresara. Después de varios meses de estar en el hoyo, decidí salir adelante. Me costó mucho trabajo, pues había olvidado vivir un día a la vez. Había estado tan aprisa que ya no disfrutaba nada, tontamente.
Vivir un día a la vez
Luego de la ruptura, es normal que todo se venga abajo. Lo malo es que durante el proceso de duelo me dejé de lado a mí. Para continuar es importante vivir un día a la vez. Llevar las cosas con calma ayuda a que te centres en lo que es realidad. Así puedes poner tus ideas en claro y buscas las mejores estrategias para salir adelante.