La cultura en la que vivimos nos ha inculcado ciertas conductas sobre cómo debemos comportarnos en sociedad. Hemos sido educadas para ceder en todo momento y hacer felices a los otros aunque dejemos de lado nuestros intereses. Decir NO es algo que no hacemos todas con mucha facilidad por diversas circunstancias, pero no debe ser así.
Decir NO: ¿fácil o difícil?
“No” es una palabra muy sencilla, pero implica una gran responsabilidad. Muchas personas no la decimos tan fácilmente porque nos da pena o nos da miedo hacer sentir mal a otros. Pensamos que decir “sí” nos hará mantener la fiesta en paz con esas personas importantes en nuestro entorno. Antes de decir NO o “sí” a algo, debes tener en cuenta lo que te están pidiendo que hagas y qué tan dispuesta estás a ceder. No siempre vas a poder o querer hacer algo y es válido.
1. ¿Qué tan factible es que lo hagas?
Considera lo que te están pidiendo hacer para contemplar si interfiere o no en tus actividades y en tu organización en general. En caso de que sea algo que complica tu rutina o te genera estrés, considera tu respuesta seriamente.
2. Va en contra de tus ideas
Antes de dar una respuesta piensa si interfiere con tus creencias, valores o sentimientos. Si no es algo que te convenza hacer, no hay pretexto para no decir que NO.
3. No importa la opinión de otros
A veces decimos que sí por compromiso, pero es lo peor que podemos hacer. Deja de lado lo que los demás piensen o digan de ti. Ocúpate de que las decisiones que tomes sean buenas para ti y vayan con tu forma de pensar.
4. Miedo a lastimar sentimientos
A veces te preocupa lastimar los sentimientos de la otra persona, pero eso no es pretexto para decir NO cuando así debe ser. Usa el modo sutil y te sentirás bien contigo y con el otro. No es necesario que des explicaciones.