Probablemente después de leer el título estás pensando: “¿Eso qué tiene que ver?”. Lo mismo pensé yo. Resulta que de un tiempo para acá, noté que mi piel se estaba volviendo mucho más grasosa que nunca. Incluso me salen granitos y nunca antes los había tenido. Así que investigué las causas y resulta que el tiempo empataba perfecto con la fecha en la que corté con mi novio. ¿Ya te suena? Así es, ¡la falta de “acción” hizo que mi piel se volviera grasosa!
¡¿Por qué a mí?!
Ya había leído varias veces sobre los beneficios que el sexo tiene para la salud, pero la verdad es que hasta que lo vi en mi propia cara, lo creí. Además de los beneficios obvios, como reducir el estrés o mejorar el ánimo, el contacto íntimo tiene muchos beneficios para tu piel. Y mi rostro es prueba de ello. Resulta que después de casi un año de relación, de la que no puedo quejarme de la frecuencia con la que veía estrellitas, mi cuerpo se acostumbró a esta rutina. Liberaba toxinas y mi rostro lucía hermoso. En cuanto dejó de tener estos estímulos se reveló y ahora en vez de novio ¡tenía un cutis grasoso!
Aquí la explicación
La verdad es que, de entrada, nunca hubiera relacionado una cosa con la otra, pero ahora que investigué e hice cuentas estoy cien por ciento segura de que esa fue la causa. Y si no me crees todavía, aquí te explico por qué. Resulta que al tener un orgasmo liberas endorfinas, generando más oxigenación y un incremento en tu sistema circulatorio. Además, liberas más testosterona y estrógeno, lo cual ayuda a suavizar tu piel, la hace más luminosa y la humecta. Así que sí, la próxima vez que caches a tu mejor amiga con ese glow postsexo en la cara, ya no podrá negártelo. ¡Es totalmente real!
Más y más beneficios
Y no sólo eso, disfrutar de intimidad con tu pareja también estimula la producción natural de colágeno. Eso significa ¡adiós, cremas caras y hola, piel firme y sin flacidez! Por si fuera poco, también equilibra tus hormonas dando como resultado una piel con menos granos, mucho más tersa y ¡cabello más brillante y sano! ¿Qué más podíamos pedir?
¿Y si no tengo con quién?
Ok, probablemente después de leer todos estos beneficios ahora estás pensando: “¿y si no tengo con quién?”. Te entiendo, ya pasé por ahí. Obvio que no siempre tenemos pareja y no estoy diciendo que rompas tu récord de one-night stands. No, así como yo, tendrás que buscar algo que supla esta actividad… ¡Estoy hablando del ejercicio! Cuando te ejercitas, tu cuerpo tiene casi las mismas reacciones a nivel químico: liberas endorfinas, como dopamina y esas hormonas encargadas de generar bienestar y reducir el estrés. Así que no sufras como yo porque sí hay solución. En cuanto empecé a hacer más ejercicio, mi piel regresó a su textura de antes. Y, lo mejor, ¿quién no va a querer suplir granitos por músculos firmes? Además, cuando tengas con quién volver a suplir el ejercicio, ¡te verás mejor que nunca!
¿Y si sí tengo con quién?
Si sí tienes pareja y crees que no tienes todos estos beneficios, puede que estés haciendo algo mal. De entrada, estamos hablando de una vida sexual plena, en la que disfrutes a tu pareja completamente y tú disfrutes también. Y otro punto, puede ser la frecuencia. Los expertos dicen que la gente que tiene intimidad de cuatro a cinco veces a la semana se ve hasta ¡10 años más joven! Así que ahora lo sabes, organiza una cena con tu pareja y explícale con detalle. 😉