El maltrato infantil altera el desarrollo del cerebro de un niño en formas que no podemos imaginar. Entre de ellas aumenta el riesgo de consumir drogas y sufrir algunos otros trastornos mentales en la edad adulta.
Lo que dice un estudio
En un estudio patrocinado por el NIDA, los investigadores descubrieron que los adultos jóvenes que habían sido maltratados en la niñez, presentaban diferencias en nueve regiones corticales en comparación con los que no había sufrido maltrato. Las diferencias pueden comprometer actitudes socio perceptuales básicas, la capacidad para mantener un equilibrio entre ser introvertido o extrovertido. Adempas de la habilidad de regular emociones y conductas.
265 adultos entre 18 y 25 años se prestaron para este estudio
El Dr. Martin Teicher y sus colegas obtuvieron imágenes haciendo una resonancia magnética a los jóvenes. Además se les aplicó un examen de antecedentes traumáticos y un cuestionario de trauma en la infancia. Se encontró que 123 de ellos habían sufrido negligencia o abuso física, emocional o sexual durante la infancia. La arquitectura de su red cortical evidenciaba el maltrato.
Las regiones afectadas
Los cambios más grandes que genera el maltrato se observaron en dos regiones que usa el cerebro para regular las emociones y los impulsos. Además también afecta la parte del cerebro que se percata de necesidades urgentes y sentimientos internos. Además los participantes que sufrieron maltrato presentaron una percepción subjetiva de sus emociones y pensamientos egocéntricos.
El cambio sufrido en el cerebro durante el maltrato hace que los jóvenes tengan más deseos de consumir drogas y reduce la capacidad de comprensión de las consecuencias de su consumo. Adempas también puede reducir la capacidad de controlar los impulsos, lo que los lleva a tomar decisiones inapropiadas. Por eso es probable que tengan el riesgo a convertirse en adictos.
Otras zonas afectadas
- el lóbulo temporal, que es responsable de la atribución de pensamientos, intenciones o creencias a otros;
- el lóbulo occipital, que es responsable del procesamiento visual y la percepción consciente;
- la circunvolución parietal superior, que es responsable de la memoria funcional;
- la cisura y circunvolución precentral, que es responsable de la coordinación motriz y las percepciones sensoriales.
Fuente:
Teicher, M.H.; Anderson, C.M.; Ohashi, K. et al. Childhood maltreatment: altered network centrality of cingulate, precuneus, temporal pole and insula. Biological Psychiatry. 76(4):297-305, 2014. Texto completo