El efecto de los regaños en el cerebro de los niños

Como padres, es normal que busquemos la fórmula mágica para hacer que nuestros hijos obedezcan sin que los regaños sean necesarios. Sin embargo, a veces eso no es suficiente y obviamente terminamos recurriendo a los castigos o regaños. En el momento funcionan, pero sabes que a la larga pueden afectar el cerebro de los niños.

Por qué castigamos

Castigamos para que la conducta de los hijos mejore (según nuestro pensamiento) o porque no pensamos que exista otra alternativa para solucionar los problemas con los hijos. Pensamos que un regaño sirve para combatir algo que creemos no tiene otra solución. Como padres debemos encontrar el equilibrio para educar y tener una buena relación con los hijos. Regañar o castigar a tus hijos a menudo, sólo crea desconfianza en los pequeños. Sienten miedo causado por la persona que dice protegerles y cuidarles. Con los regaños o los castigos, no corregimos, sólo humillamos y faltamos al respeto a los niños.

Qué hacer

  • Explicarle al niño lo que no debe hacer porque puede dañarse o porque puede ser dañino para alguien más. No hay que sembrarles miedo.
  • Hay que dejar que los niños investiguen, se equivoquen y aprendan. Es parte de su crecimiento y aprendizaje.
  • El castigo activa la zona inferior del cerebro de los niños, en donde piensa en huir, atacar o quedarse en parálisis.
  • Para aprender debe haber amor, respeto, paciencia y buen trato.