La idea de hacer ejercicio en casa sin gastar un solo peso hace un tiempo llamó mi atención. Verás, soy una chica que ama hacer ejercicio, pero últimamente con la onda fitness de moda los gimnasios se encuentran a reventar. Cansada de esperar por los aparatos, las pesas e incluso por el turno de meterme a bañar decidí darle la oportunidad al ejercicio en casa. Así que me propuse permanecer con el mismo ritmo de entrenamiento por un mes. Para ver si el ejercicio en casa era lo mío. Te voy a contar experiencia, pues no sé cuál es el mejor calificativo para esta prueba de un mes.
Semana 1
En realidad comencé este reto personal muy emocionada. Antes de salir de mi amado gimnasio me puse a investigar un poco al respecto. Entré a distintas paginas de ejercicio, encontré muy buenos videos en YouTube, algunos incluso para hacer por 30 días. Descubrí que en internet hay de todo un poco, aunque por supuesto siempre busqué personas serias y con estudios. Hacer ejercicio de una mala forma puede llevarte a una inmensa cantidad de contracturas y lesiones. En fin, la primera semana me divertí en grande fui a comprar un par de cosas como mi mat de yoga, pesas, cuerda para saltar y una fit ball. Todo pintó de maravilla. Algunos días usé videos de YouTube y otras veces me puse yo sola los entrenamientos.
Semana 2
Después de tomármelo tan en serio la primera semana, la segunda fue un poco más light. La verdad es que mi entusiasmo comenzó a disminuir por el poco espacio que tenía designado a mis entrenamientos. Me agobié bastante, pues el espacio designado era la sala era ocupado de vez en cuando por distintos miembros de mi familia mientras yo entrenaba. Todo mejoró cuando decidí trasladarme al patio. Mi perro me veía queriendo jugar pero al menos no se interponía en mi camino. El nivel de entrenamiento disminuyó bastante en comparación a la semana anterior. Descubrí que es difícil mantener un buen entrenamiento sin tener un espacio designado para hacerlo.
Semana 3
Esta semana me di cuenta de que, definitivamente, el entrenamiento en casa no es para todos. Quizás si no estás acostumbrada a ir a gimnasios o nunca has ido a uno te sea muy fácil. Sin embargo, para alguien que va a gimnasios desde los 12 años de edad este reto fue algo horripilante. Para la semana tres extrañaba mucho salir de mi casa hacia el gimnasio, el ruido, la gente, e incluso el hecho de saber que tenía más pesas pesadas en el gimnasio si así lo requería o que tenía tres opciones para hacer cardio si no me apetecía correr. Hacer ejercicio en casa es difícil; no por el hecho de que no se hacer, si no porque debes tener nervios de acero para no sentarte en el sillón a descansar en vez de usarlo como banco para hacer flexiones. Debes tener mucho autocontrol, que no es mi fuerte.
Semana 4
Decidida a que esta experiencia no fuera del todo una mala, intenté sacarle el lado positivo. Afortunadamente encontré muchas cosas positivas una vez que me relajé e intenté no ser tan prejuiciosa. Empecé por entrenamientos de 15 minutos de HIT por las mañanas y por las noches. Me sentí super bien. Además, me animé hacer yoga en línea. En realidad hay una inmensa variedad de ejercicios que puedes encontrar sin tanto esfuerzo en la red.
En conclusión, fue una experiencia muy educativa para mí, pues cambiar de hábitos no siempre es lo más sencillo. A pesar de que regresé al gimnasio, algunas veces hago ejercicio en casa. Siempre es bueno salir de la zona de confort para aprender cosas nuevas. Hacer ejercicio en casa requiere mucha disciplina.