Si te sientes el patito feo, vas a ser el patito feo porque así lo crees

Desde niña tuve la gran preocupación de no ser bonita. Mis inseguridades nacieron de los estándares de belleza del momento, que veía en revistas y en las estrellas pop. No sé en qué momento fue, pero el patito feo que yo creí que siempre iba a ser comenzó a disiparse cuando llegué a la adolescencia… Y ahora ¡ha desparecido!

Para todas las chicas que alguna vez se han sentido el patito feo de su grupo de amigas

Te prometo que en algún punto de tu vida las cosas van a cambiar. Te lo dice la niña que un día intentó decolorar su cabello con agua oxigenada porque todas sus amigas eran rubias. La que algún día usó relleno porque todas sus amigas se desarrollaron antes que ella. Tener inseguridades es de lo más normal no solo de niña, también de adolescente e incluso siendo adulta. Aprender a lidiar con ellas puede cambiarte completamente la vida. Todo suena muy bonito, pero ¿cómo lidiamos con ser la “fea” del grupo?

No existe la fea

Si conocieras a mis amigas sabrías lo que es ser la “fea” en tu grupo de amigas. Cuando estaba más chica ya me había resignado a ser la chica eternamente soltera. Todas mis amigas tenían un montón de pretendientes y yo, pues, tenía mis libros. Yo era la chica cuida bolsas y me hacía a un lado en las fiestas cuando comenzaban a invitar a todas a bailar. Fue hasta que un día un chico de la bolita se convirtió en mi amigo y me comentó que la razón por la que nadie me invitaba a bailar es porque le huía a los chicos. Él me sacó a bailar un día y de ahí poco a poquito se me quitó el velo de la chica tímida en el rincón. No creo que exista la fea, existe, en cambio, la tímida, la descuidada y la que no intenta verse guapa. Solo tú puedes decidir si eres fea o no. ¡Créeme!

No sigas por seguir

Otra de las grandes inseguridades cuando estás chica y te sientes fea es seguir a tus amigas o conocidas como borrego. Siempre hay una chica pesada en la escuela que va por la vida imponiendo modas tontas. En mi caso, las perforaciones estaban super de moda cuando yo estaba chica. Todas mis amigas se la hicieron, la de la lengua, la nariz y la del ombligo. En varias ocasiones recibí burlas por ser la niña buena de mi grupito de amigas. En realidad nunca seguí sus modas, sabía que algún día se iban a arrepentir. Dicho y hecho hoy en día ninguna de esas perforaciones tiene un arete, solo una fea cicatriz. Ten cuidado seguir a las demás no te va a hacer cool.

Sé tú misma eso es lo que cuenta

Yo me distinguía de mis amigas y no solo por ser la chica blanca de cabello oscuro entre puras güeras. Mi personalidad era muy diferente a la de mis amigas. Ellas eran sumamente extrovertidas, en cambio yo, de vez en cuando adoptaba mi posición introvertida. Ten cuidado con eso. A veces no es que seas la fea es que eres la inaccesible. Cuando te sientes patito feo tu cuerpo, tu cara y tus ojos lanzan esa vibra. Y no me malentiendas: ser diferente está bien es a lo que quiero llegar. No tienes que ser la chica femenina, ni la porrista ni la aventurera. Solo tienes que ser tú, con eso es más que suficiente. Solo no te metas en esa cajita de: “soy el patito feo”.

Deja de compararte

Gran parte del problema de la inseguridad es que pasamos mucho tiempo comparándonos. Ella tiene más busto, ella es más alta, bla, bla, bla. En algún momento vas a tener que sumar a tu favor, porque si no lo haces tú, nadie lo hará, créeme. El problema de sentirte la fea es que actúas como la fea. Actúas como la chica que nadie va a pelar y ¿sabes qué?, pasa. Nadie te pela porque ni haces ruido, te quedas en la esquina igual que mi antigua yo. La que ponía cara triste cuando veía que todas traían galán y yo era la única que no tenía un pretendiente.

¿Sabes qué es lo chistoso de mi vida hoy en día? Soy la soltera de mi grupo de amigas por elección. Cada vez que salgo a una fiesta soy la que baila más, a la que le piden el número y le traen flores. Mi cara no cambió mucho, ni mi cuerpo. Sigo teniendo cejas de azotador y el cabello muy negro. Lo único que cambió fue mi interior, ya no me digo a mi misma fea frente al espejo.