Cuando oímos hablar de segundos matrimonios, muchas veces pensamos que no funcionarán al igual que los primeros. Incluso llegamos a preguntarnos para qué casarte una segunda vez si la primera no funcionó.
Los segundos matrimonios se arman de aprendizajes previos
Pocas veces los primeros matrimonios resisten a las altas expectativas que habían generado previamente. No siempre todo es color de rosa ni amor perfecto y muchas veces eso hace que surjan decepciones por las cuales terminan estos matrimonios. La falta de experiencia para enfrentar las dificultades es lo que afecta más a la relación. Las dos personas son inexpertas y no saben de qué manera afrontar las consecuencias de sus actos. En cambio, en los segundos matrimonios ya se tienen todas estas experiencias previas que tratarán de no repetirse. Las lecciones del pasado ayudan a evitar conflictos o sufrimiento, lo cual contribuye a la solidez del matrimonio.
El primer matrimonio no eclipsa al segundo
No puede haber comparación entre el primer matrimonio y el segundo debido a que los objetivos en ambas situaciones son distintos. El primer matrimonio fue consagrado por amor, y se tenía la idea de estar juntos para toda la vida. Los objetivos también incluían formar una familia y un hogar. En el segundo matrimonio esos objetivos desaparecen y lo que la pareja busca es simplemente estar junta. Esto no quiere decir que sea peor o mejor, pues finalmente cada experiencia tiene satisfacciones y decepciones.
Ni más ni menos feliz
Los segundos matrimonios son elecciones más reflexivas y meditadas en las que el objetivo es compartir la vida con otro. Al llegar a este punto se ha superado ya la idea de un amor pasional, y se comprende que este solo es una fase de enamoramiento. Las expectativas ya son diferentes, pues además de un bien emocional, las parejas buscan conservar una relación estable en el trabajo y la casa.
No te desanimes si tu relación terminó, date un tiempo para sanar y estar contigo y después vuelve a intentar. ¡Ánimo!
