La dependencia emocional tiene raíces en la infancia y se relaciona con la falta de autoestima y la búsqueda constante de aprobación. Así mismo también se asocia con el maltrato físico o la lejanía emocional y física entre él y alguno de sus padres. Este trastorno empeora y se desarrolla a lo largo de los años. Evita que tus hijos crezcan con este problema.
La baja autoestima es la principal causa
Durante la infancia, los niños crean lazos afectivos que refuerzan sus cualidades como persona. También los ayudan a formar su personalidad y carácter. Por eso es muy importante la forma como nos dirigimos a ellos. Ya sea para premiarlo, reprenderlo o mimarlo, ya que cada acto que hacemos tiene un impacto tanto emocional como psicológico. Por ejemplo, si eres una madre estricta que no premia a sus hijos cuando logran algo, tu hijo buscará constantemente aprobación.
La necesidad de ser amado
Cuando un niño tiene baja autoestima busca atención a toda costa. Por eso realizan toda serie de berrinches, rabietas e incluso son groseros. Estas conductas se vuelven peligrosas pues son utilizadas por los niños para chantajear a las personas a su alrededor. Además, el carácter difícil no es la única consecuencia de la baja autoestima. Un niño en esta situación es vulnerable ya que es capaz de olvidar sus intereses y sentimientos para tener un poco de atención y aceptación.
Evita que tu hijo sea un adulto dependiente
Esta necesidad de afecto lo hará confundir el amor genuino con la conveniencia. En consecuencia, se relacionará con personas equivocadas que quizá podrían aprovecharse de esa situación. Si este problema no es atendido, tu hijo crecerá con él y cuando sea mayor no podrá tener relaciones estables y sanas. Creerá que el maltrato y el abuso son comportamientos normales dentro de cualquier relación. Por eso, jamás hagas estas cosas:
- Nunca le hagas creer que puede perder tu amor por las acciones que comete.
- Reconoce sus triunfos.
- Corrige sus mallas acciones con paciencia.
- Explícale cómo corregir sus errores.