Éste es el secreto de cómo aprendí a controlar mis emociones negativas…

Si tengo un rasgo que me ha caracterizado desde que soy una párvula es mi inigualable sentido del humor y personalidad. Casi toda la gente que me conoce, si no es que toda, aseguran que mi carácter es bastante peculiar. En más de una ocasión mis emociones negativas han salido a flote y no ha resultado nada favorecedor para mí.

Desde pequeñita…

Es curioso, pero a pesar de que no creo en el horóscopo, la gente dice que mi carácter es sin duda el mejor rasgo de mi signo. Misteriosa, desconfiada; parezco fría por fuera aunque por dentro soy un verdadero amor. Además de todo eso, intensa al máximo, sea para bien o para mal. Así soy y no me da pena decirlo ni aceptarlo, pues gracias a eso es que he podido mantener a mi lado a quienes realmente valen la pena y he alejado a quienes sólo eran veneno para mí.

Emociones negativas

Las personas que pasan mucho tiempo conmigo saben que mi cara de pocos amigos así es. No es que yo sea payasa o tenga algo en contra de la humanidad, simplemente mi cara es así. Soy seria, aunque con las personas correctas esbozo las mejores sonrisas que puedas imaginar. Obviamente sé que no todo es color de rosa y así como demuestro una sonrisa amigable, también puedo hacer que pienses que lo peor que te pudo haber pasado fue conocerme. Cuando conozco a alguien que sé que vale la pena, no dudo en brindarle mi amistad y lealtad. El problema surge si decides traicionar la confianza que te he dado.

No juegues conmigo

Mis emociones negativas se enfocan principalmente en el enojo y la desconfianza. No me gusta ir por la vida señalando a las personas o juzgándolas y por lo tanto no me gusta que así sean conmigo. El problema surge cuando algo me hace enojar, pues antes no sabía cómo controlarme. Explotaba demasiado fácil y pronto. Sin pensar abría la boca y decía una sarta de cosas de las que después probablemente me arrepentía. Bueno, jamás me arrepiento de lo que digo, pues llevo la honestidad como estandarte; más bien me arrepentía del modo tan hiriente en que podía llegar a decir algo.

Perder y perder

Debido a esa situación, muchas personas se alejaron de mí. Sabían que siempre hablo con la verdad, pero el problema era que no tenía tacto para hacerlo. Más de una vez dije algo del modo incorrecto y terminé alejando a alguien que me importaba. Eso me hizo darme cuenta del problema en el que estaba. Una cosa es la honestidad y otra la brutalidad. Tuve que ir a cursos de meditación y aprender a reflexionar para conmigo.

La meditación ayuda

Al darme cuenta de todo lo malo que me estaba dejando ser tan explosiva, tuve que hacer algo al respecto. Aprendí a cerrar la boca y a pensar antes de actuar de manera impulsiva. Si me sentía enojada, sabía que era mejor alejarme por unos minutos. Así tomaba aire y calmaba mi instinto de querer soltar todo sin piedad alguna. Aunque no lo creas, eso me ha funcionado bastante. Ahora, cuando me enojo, sé que debo guardar la calma un poco antes de actuar. En caso de que sienta mucha necesidad de decir algo, recurro a una amiga para que me escuche y ya luego me siento más tranquila. ¿Tú cómo haces para manejar tus emociones negativas?