Cómo elegir una carrera sin dejarte influenciar por tus papás, amigos…

Hay pocas cosas que importen más en la vida que elegir una carrera. Decidir qué estudiar es elegir un camino concreto, hacia dónde vas a dirigir tu vida. Hoy en día existen psicólogos de orientación que ayudan a los alumnos de las escuelas a seleccionar correctamente sus carreras. Esta es una de las decisiones más importantes de tu vida. Si hay una persona que pueda contarte cómo es ir contra viento y marea por la carrera elegida, esa soy yo. Seguro como yo hay incontables personas que decidieron salir del molde. Esta vez voy a contarte cómo fue elegir una carrera sin dejarme influenciar por mis padres, ni por mis amigos, ni por mis parientes…

Un inicio nada emocionante

Debo empezar a contarte que desde niña tuve una gran fascinación por el dibujo y por coser… Seguro ya sabes por dónde va la cosa. Sí, yo quise ser diseñadora desde siempre. De hecho, pocas  veces desee hacer otra cosa. Sin embargo, de niña lo veía como un sueño imposible y creía que en el mundo real las personas trabajaban en cosas más rutinarias y aburridas. Ciertamente desde chica todo el aspecto creativo siempre fue mi fuerte. Nunca tomé clases de dibujo hasta los 17 años, y mi mamá mantenía la máquina de coser apartada de mí. Ella temía que me lastimara.

Con ayuda de una psicóloga

En fin, estudié en una preparatoria donde la psicóloga te hacía un test que identificaba habilidades y competencias con miras a elegir un rumbo. El test salió concreto: iba hacia artes y humanidades en 90% , así que tenía varias opciones: escritora, pintora, diseñadora, filósofa, psicóloga y carreras por el estilo. Cuando llegué a casa con mi prueba, mi papá estaba super emocionado y mi mamá también. Mis padres siempre me han visto como una escritora, pues desde muy chica comencé a ganar algunos premios con cuentos para niños. Sin embargo, aunque me gusta, nunca estuve del todo convencida de seguir ese camino… Hasta que encontré que el diseño de moda realmente era una carrera, quedé encantada. Esta profesión incluía todo para mí: ilustrar, escribir, coser y diseñar objetos usables en el día a día. ¡Encontré mi pasión!

Las preocupaciones de los padres

Claro que la idea de estudiar “la carrera que te va a llevar a la calle” no emocionó más que a mi abuelita. Para no hacer el cuento largo, debo decir que antes de estudiar diseño tuve que pasar un año sabático. Según mis padres, con el año sabático lograría saber si diseño de moda era realmente lo que quería estudiar. Así que durante ese año que se convirtieron en dos, estudié cosmiatría, maquillaje, diseño de imagen y colorimetría. Comencé a trabajar en un spa y llegado un momento de hastío en mi vida, comencé a buscar universidad. Al ver que la decisión ya estaba tomada no estaba dispuesta a ceder ante carreras comunes, como medicina, literatura, mercadotecnia que sí “iban a darme dinero”, mis padres accedieron a ayudarme con la universidad.

Llámale perseverancia

Es muy difícil ir contra toda tu familia a la hora de elegir carrera. Sobre todo si no vas a estudiar algo convencional. Tengo muchos amigos y conocidos que se guiaron más por las opiniones de sus padres que por lo que ellos querían. Al final, muchos de ellos cambiaron su carrera y otros cuantos la ejercen sin estar muy convencido de ello. Un amigo muy cercano, por ejemplo, estudió medicina pues su padre es una eminencia en ese campo. Sin embargo, él prefería la carrera de ciencias políticas. Al final, es un hombre muy inteligente y aunque no le va mal como médico, creo fervientemente que hubiera llegado a ser una eminencia en su ramo si hubiera tomado una decisión diferente.

Creer en ti misma y en tu talento

Los trabajos vienen y van. Cuando salí de la carrera comencé a trabajar en moda editorial. Desde entonces he ido cambiando poco a poco a lo que realmente amo: el diseño de moda. La carrera que para mis padres era un fiasco, es la que me ha dado un sustento y conforme voy avanzando, estoy más contenta con mi decisión. Por ahí dicen que “el que busca, encuentra” y para mí eso es verdad. No importa qué carrera elijas, si esta te apasiona y te mueves, la vida te irá guiando hacia el trabajo de tus sueños. Al no elegir una profesión convencional vas a sufrir un poco, pues el trabajo probablemente sea más duro, pero te aseguro que la recompensa es enorme. Confía en ti misma y en tu talento.

Al final, la vida no vale mucho la pena cuando trabajas para vivir. No dejes que los demás decidan tu destino. Por experiencia propia sé que los amigos pueden soltar comentarios super inapropiados. Yo lo viví en algún momento y puedo decirte que las personas que cuestionaban mi carrera hoy hacen fila para que les haga un vestido. Así que no te preocupes mucho por lo que dicen y piensan los demás. Sigue tu intuición, elige lo que te apasiona de verdad, desempéñalo con verdadero entusiasmo y el resto vendrá por añadidura.