Cuando comencé mi relación actual, llegué con muy pocas expectativas. En realidad había salido de una relación de cuatro años. Durante ella, mi ex decía que dormir conmigo era un lío; a grado tal que el bromeaba con tener habitaciones separadas si llegábamos a casarnos. Cómo podrás imaginarte este no era el comentario más romántico del mundo. Dormir con una pareja nueva fue un reto…
Entonces llegó este nuevo chico con el alma de un oso
Mi nueva pareja es todo lo contrario a mi ex novio. Para empezar, la primera vez que tuvimos relaciones fue una revelación para mí. Yo tenía mis dudas, pero nada más faltó que me tirara en la cama y me besara para que me encontrará en Marte u otro planeta. Y dormir, bueno normalmente con mi ex dormía del lado contrario de la cama. Él en su lado y yo en el mío.
La primera vez que dormí con él
Abrió la colcha y me invitó a entrar en sus brazos. Yo me quedé un poco estupefacta, pues cuando mi ex hacía eso yo moría de calor. Afortunadamente, cuando entré en sus brazos esa noche algo se acomodó. Me encontré cómoda, sin calor, sin siquiera ganas de moverme. Horas después, por supuesto que rodamos y acabamos en lados diferentes de la cama. Pero algo extraño pasó después.
Conforme pasaron los meses
Descubrí cómo dormir a unos centímetros de él, dejé de rodar en la cama e incluso mi temperatura corporal cambió. Algo se ajustó y quiero pensar que fue la química de nuestro cuerpo la que se encargo de acomodar todo. Antes de que él llegara a mi vida, yo odiaba dormir con alguien más en la cama. De repente eso cambio…
Se partió mi corazón de hielo
Me convertí en un oso y dormir se ha vuelto un ritual que amamos más que el sexo (bueno en ocasiones). Comenzar a dormir con otra persona es todo un reto, así como amarlo. Te acostumbras a sus odiosas manías como que no pueda ir al baño sin poner algo de música, a los kleenex sucios en las sábanas que no puede colocar en el bote de basura. Es una forma de ajustarte a la nueva pareja. El calor, las posiciones e incluso el peso que ocupa en la cama se empieza a convertir en parte de los días.
El cambio de pareja
Creo que para todos es algo diferente. Al final, mi pareja de cuatro años nunca durmió conmigo de la forma en la que duermo con el hombre del que hoy estoy enamorada. Nunca en mi vida había anhelado tanto el momento de dormir como hoy. Ahora que aún no vivimos juntos, el momento más dulce de mi semana es cuando voy a su casa los fines de semana. Después de platicar por algunas horas, hacernos la cena y llenarnos de besos llega la hora de descansar en sus brazos.
Ahora he cambiado mi perspectiva acerca de cómo es dormir con alguien. La chica que decía que prefería dormir mil veces con su gato, pasó a ser la chica que se acurruca al lado del hombre que ama cada día más. Amar es una serie de cosas chiquitas, espero que encuentres a esa persona que te haga dormir como en las nubes, soñar cuando despiertas y sonreír hasta en tus sueños.