La famosa zona de confort es una etapa que muchas personas experimentan por un largo tiempo y tardan bastante en darse cuenta que cayeron ahí. Sí, yo puedo decir que por fin enfrenté la zona de confort y aunque sé que tal vez caiga de nuevo, estoy preparada para no tomarme mucho tiempo. En serio, chicas, las cosas no van a llegar por arte de magia sin importar cuántos hechizos o trucos de buena suerte intentes.
Yo sé que estaría cool que una persona tocara la puerta y nos dijera: “Tu sueño está aquí”. Sin embargo hay que ser realistas: ¡eso no va a pasar! Y no esta nada cool que algunas esperemos por ese momento y esperemos y esperemos. No seas de esas personas que cuando se dan cuenta es demasiado tarde. Así fue como yo me di cuenta de que estaba en esta mentada zona. Sigue estos consejos y podrás cambiar tu vida por completo.
Haces la misma rutina todos los días
Te levantas, lavas tu rostro, te cambias de ropa, desayunas, vas a la escuela o a la oficina, se termina la tortura de ocho horas, regresas a casa, ves televisión, cenas y duermes ¡estás en la rutina! Si haces lo mismo o cosas muy similares todos los días entonces es una gran señal de que estás en tu zona de confort. Nunca es bueno caer en la rutina, es lo que te impide que avances en la vida u odies lo que más ames.
Prefieres descansar a esforzarte por llegar a una meta
No digo que no merezcas un descanso al llegar el fin de semana. Si los dos días están llenos de planes para salir entonces estás en tu zona de confort. Te sientes tan cómoda con trabajar entre semana y descansar los fines de semana y así sucesivamente. ¿Te das cuenta de cuánto tiempo tendrías para tus proyectos? Muchísimo, pero prefieres usarlo en tu comodidad. No puede ser así toda la vida, tener un empleo estable y solo vivir de ello. Recuerda: se trabaja para vivir, no se vive para trabajar.
En pocas palabras ¡eres floja!
Lo admito, me encanta estar en pijama y ver películas en Netflix, pero hay un límite. En serio, que no podría pasar toda una tarde haciendo lo mismo. Si tú prefieres desperdiciar tu tiempo chateando sobre los últimos chismes, acostada en cama o ver películas, ¡estás en tu zona de confort! No está mal, o sea, es válido, pero, mientras más te tardes en dedicar el tiempo a tus proyectos, nunca llegarás a ellos. Yo me di cuenta cuando eran las seis de la tarde y todavía seguía en pijama y salí a la tienda a comprar dulces.
Empiezas a notar que tus amigos están emprendiendo
Lo he notado, sus proyectos están despegando. Me doy cuenta de que los míos podrían estar a la altura de ellos o mucho mejor, pero me detuve. Preferí ser floja y dejar todo para después, lo cual me ha costado mucho ahora. Los tiempos van cambiando y esa idea que fue brillante en ese entonces, ahora es muy obsoleta. ¿Me explico?
No estás haciendo nada al respecto por ser como ellos
Sin embargo, a pesar de ver cómo progresaban con sus vidas yo prefería tener la mía a gusto pues “llegaría después”. Algo que jamás va a llegar sí no hago absolutamente nada al respecto.
Sientes inspiración, pero sobre todo, envidia
Otro punto para detectar que estás en tu zona de confort. Te inspiran, pero también ¡los envidias! No debería ser así, pues siendo amigos deberías apoyarlos. Ellos también harían lo mismo por ti, claro sí empezarás a hacer algo de ¡ya!