Todas hemos atravesado días malos en los que queremos mandar todo al diablo. Nos hemos comportado de forma rencorosa y vengativa. Sin embargo, pocas veces logramos identificar la raíz de nuestro enojo. No siempre encontramos la razón de ello ni tampoco lo expresamos con la persona adecuada. Lamentablemente la frase “aprende a enojarte”, no aparece en las lecciones de vida que nos dan nuestros padres.
Enojarte se vale. Es una emoción humana que debes sacar. Contener tu enojo sin sacarlo de forma adecuada y productiva puede llegar a enfermarte. Aprende a enojarte, a tolerar la frustración y a canalizar toda esa energía en algo que te impulse.
Primero que nada, aprende a enojarte no significa explota con todos
Aprender a enojarte es un trabajo interno que pretende mejorar la relación que tienes contigo misma. A menudo la vida abrumadora que llevamos nos hace herir a quien no tiene la culpa de nuestros problemas. Es muy común ver cómo mamá se pelea con papá, quien llega al trabajo irritado y le grita a alguien. Ese alguien llega a su casa y le grita a su hijo. Es un cuento de nunca acabar. Desquitarte con las demás personas no es una forma apropiada de sacar tu enojo. Tienes derecho a enojarte, siempre siendo consciente de no lastimar a los demás.
Identifica qué es lo que te hace enojar
Aprende a identificar el verdadero motivo de tu enojo. Haz una pausa cada vez que quieras explotar y piensa en la realidad del problema. Tu hijo pudo dejar la comida regada, pero el hecho de que explotes solo por eso puede tener una razón aún más profunda. Conocerte más a fondo te dará las herramientas para entenderte y vislumbrar tu umbral de tolerancia. Saber qué te afecta puede ayudar a trabajar sobre algunos problemas emocionales. Callar lo que te enoja no resuelve nada. Es como ir juntando gota a gota disgusto tras disgusto hasta que llega el momento cuando explotas.
Cómo comunicar el enfado
Primero que nada es super importante hablar tranquilamente para encontrar una solución. Al final, enojarte no sirve de mucho si no encuentras la salida al conflicto.
- Habla del problema cuando algo te moleste. No tiene nada de malo decirle a quien te hizo enojar cómo te hizo sentir.
- Evita usar las palabras “siempre” y “nunca”. Hacerlo es una forma de ataque hacia los demás, por eso es mejor buscar expresiones cómo: “últimamente siento que…”
- Dar o pensar en soluciones. De esta forma le das una herramienta a quien te hizo enojar para no volver a hacerlo.
Ante todo busca la empatía, cuando le digas a la persona lo que te hizo enojar. Acepta tus emociones.